Como otras veces ella limpiaba su terraza con una manguera verde cuando sonó el teléfono de casa.
Lo cogió su hija, aquella que algún fue la alumna.
-" Si, es mi madre, un segundo. Mami es para ti".
Una voz nueva, distinta, hacía sonar aquella noticia.
Por fin la habían encontrado. Se cumplió la profecía.
Era entonces un miedo lógico .
Esta vez se terminaría para siempre. Ya no habría más oportunidades.
Se durmió para siempre. Mañana no madrugaría.
Entrelazadas acabaría en esa llamada.
cambialo
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