martes, 14 de agosto de 2012

No puedo


Me caracteriza una gran obediencia a pesar de mi innata rebeldía.
Ante sabios consejos acepto las ordenes de quien las dicta por saberme humilde y  perdido.
Sin embargo, hoy no puedo obedecer.
Me ha pedido que olvide a mi niña, que la deje ir, mientras me recordaba su dolor, su posible separación, su mente de niña en cuerpo de mujer.
Desobedecí, soy libre.

No puedo saber que hay una persona sufriendo gratuitamente,sin consuelo, sin amor, perdida en la edad que se forman tantos valores y quedarme de brazos cruzados, relajada recibiendo mil mensajes  de quien un día supo de nuestro cariño que me hacen verla hundirse dejando ridícula la historia de Titanic.
Yo sé que no me lee, pero si de alguna forma supiese de mi,  le dejo estas palabras:

Me llamaron para preguntarme por ella y comentarme cosas que como madre adoptiva me hicieron llorar. Abre los ojos, por Amor de Dios, busca soluciones, las que sean, e intenta que esa niña recobre la felicidad.
Yo voy a seguir atendiendo a sus llamadas, interesándome por ella, y luchando por su felicidad. Odiame ya, pero no pienso dejarla.
Encontré la solución que pasa por bajar al armas y enterrar viejas historias. Ella necesita de mis cariño, eso me hace ver, por lo tanto lo tiene, todo, y lo tendrá mientras eso le haga bien.

Me iré el día que mi amor le duela más que mi ausencia.


viernes, 10 de agosto de 2012

Escalando


Si hubiese escalones en el corazón de las personas yo en el suyo sería un saltimbanqui.
Ahora arriba, ahora abajo, ahora te subo a duras penas y te dejo caer alocadamente.
No debemos permitir que el otro nos haga daño aunque, por condición humana, es inevitable.
Caí de nuevo en el juego y ..... vuelta a empezar.

Tengo lo que quiero, este es mi lema. a veces un disfrute a veces un horror.
Vivo en este instante en la segunda fase.

Volveré a caer, seguro, me puede la fuerza del corazón.
Mi mente se anula ante su voz, sus palabras, su "supuesto dolor".

jueves, 9 de agosto de 2012

Soñar un sueño

!Abrázame!


Un mal sueño, un sueño feo.
Agitaba su cuerpo haciendo sangrar sus ojos de dolor. Sudaba y gemía agarrándose a la esperanza de un final feliz. Ella, cogiéndola en su regazo, le transmitía palabras de consuelo y realidad. Todo era un sueño.
La cabeza reposaba en sus brazos, en una rebeca azul oscura que jamás existió, Mientras le acariciaba el pelo ella  levantaba levemente los ojos admirando la belleza de su propio salón.
Descansando sobre su sofá desaparecían los temores. Una vez  más su heroína le libraba de una batalla sin fin.
(...)
Abrió los ojos y contempló admirada de nuevo de este salón. Estaba sola. Aquel era solo un sueño de dolor.
Ni rebeca, ni consuelo, ni siquiera una llamada de amor.