Mañana tras mañana rezo incesantemente dando las gracias a Dios por tener en nuestras manos un trocito de cielo, un regalillo de la Virgen.
Hablamos repetidas veces sobre este milagro divino que nos cambió la vida acercándonos a la oración, anclándonos a su poder.
Ella no ha nacido para este mundo.
Hoy recordamos con gran emoción aquellos momentos del nacimiento de nuestro hijo, bañados en prisas y suspiros.
1460 gr cambiarían nuestra vida para siempre.
Todo es para bien y ahora hay un ángel más en el cielo.
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