El silencio se acentúa, la espera desespera, la cerveza se calienta pero mi voz no hay quien la calle.
De pequeña mi abuelo me decía:
- Maribelita, ¿por qué no te callas?
- Porque no "cuedo"
-¿por qué no cuedes?
- Porque me pongo malita.
Lo repitió hasta su muerte.
Es verdad. No me callo, lo que no pueda decir lo escribiré en forma de canción.
Quiero dar las gracias a mi nueva amiga bloguera y escritora que hoy me ha enseñado otra forma de no callar mi voz.
Gracias, !Adelante ENTRELAZADAS!