domingo, 29 de enero de 2012

Dermatitis


Se resquebraja la piel. Las palabras forman una hilera chupasangre que reseca la zona hasta penetrar por ella y salir al exterior.

Miles de soldados abren fuego ante la barrera dérmica que protege la celda donde habitan y así poder huir desenfrenadamente.

Todo el cuerpo clama su libertad.

Están contenidas, presas sin causa ni motivo. No han matado ni robado, no, solo pretenden ver la luz sin primáticos, al natural.

Es su lucha motivo de estudiosos atolondrados buscando respuestas en poros y nimiedades aliviando los síntomas con muestras cremosas que convierten al enemigo en presa gelatinosamente fresca.



La palabras, como el dolor, no pueden ser sometidas a entrenamientos de retención en celdas provincianas como si de ladronzuelos estuviésemos hablando.

Las palabras, como el dolor, son muestras de sentimientos reprimidos e indefensos, sin explicación prudente o, en el caso de que existiesen, no se han dado lo suficientemente aclarados de forma que buscan otro medio de comunicación que despiste a aquellos cientificos que estudian la enfermedad lejos de la persona que ya llevan.

El ser humano  es un ser socializado, es decir, necesita sentirse miembro de una sociedad donde poder comunicar y expresar sus sentimientos, deseo, aspiraciones, etc.

Esto es o no es, según se mire.

A veces...



... me encantaría borrar mi vida, empezar de nuevo. Fantaseo con la posibilidad de una amnesia transitoria y disfrutar al  conocer a personas nuevas, entornos y relaciones que me hagan sentir, como una gran primera vez.

Recorrería mi ciudad, mi pueblo y  mi tierra asombrada de su belleza calentada bajo el sol que nos caracteriza. Podría mojarme los pies en la playa y erizar todos los polos de mi piel al unísono.

Una caricia sería el cumplimiento de un deseo y un beso el despertar de una pasión.

Iría al cine y, asombrada, contemplaría la vida de otros. Un libro un sueño. Un refresco una lluvia de pompitas en el paladar.
Provaría las chucherías desafiando al gusto.
Dejaría ir un globo para ver la inmesidad del cielo.
Bañarme en las termas, impregnar mi casa de olor a palomitas, acariciar a un gato, patinar.... Todo sería emocionante, impactante.

Quisiera empezar de cero y comparar con mis iguales momentos vividos.
Quisiera poder dejarme ir a la deriva, río abajo de la vida. Solo una temporada. Lo justo para volver a coger el timón, esta vez, con buen rumbo.

Otras veces me envuelvo en el manto del dolor y la desesperación ansiando un abrazo que nunca llega.
Quisiera volver a sentir tantos momentos de mi vida que la añoranza me postra en mi rincón, en la cueva de mi caracol,  donde solo llega una pequeña oración suplicando perdón.

A veces, cambiaría mis sueños por una frase de alivio. Dos o tres palabras que me recordasen la ausencia de mi soledad ante los vientos no favorables que tanto han azotado mi vida.

Pero todas las veces, todas, salgo a flote porque, eso sí, la vida es una caerse continuo, levantarse, pedir perdón y seguir.

Hay una frase por mi muy oída que dicen aquellas personas que no saben ayudar a los demás: "Será fuerte, porque las personas que sufren mucho se hacen de una gran fortaleza".
Para mi es solo una frase de "tirar la toalla" aunque realmente es cierta, a más dolor más fuerza interior.

Hoy estoy así.

sábado, 28 de enero de 2012

1er Mandamiento - Amarás a DIOS sobre todas las cosas

Respetaré la ley dada por Dios y sancionada por los hombres. Seguiré los principios que me fueron inculcados cuando estaba en mi plena razón y no loca, como ahora me siento. La ley y los principios tienen un valor, como siempre he creído. No debo moverme en otro terreno sino en el seguro de los conceptos admitidos como buenos. Desenvolvámonos pues en él.